lunes, 12 de mayo de 2014

aprendamos de los fallos

Este fin de semana ha sido uno de esos en los que he no he logrado mi meta final... No he conseguido mi objetivo, no he sido capaz de correr 101 kilómetros porque en el kilómetro 80 mis pies llenos de ampollas me dijeron basta... sin duda he fallado, pero afortunadamente ahora toca reflexionar y aprender.


Sin duda necesito aprender de los errores que me han llevado a la no consecución del objetivo y no optar por un sentimiento de frustración o vergüenza. Los errores nos indican que estamos en el camino a nuestros objetivos, y nos ayudan a mejorar y a comprender en qué situación nos encontramos, así como a entender qué es lo que nos está frenando para seguir mejorando, y qué es lo que hemos de aprender.

Pensar, reflexionar y aprender de los errores sin frustrarse. Equivocarse no tiene buena fama, y en esta sociedad encima se penaliza el error y se premia el acierto..., pero en las equivocaciones hay un gran pozo de sabiduría y aprendizaje para conseguir avanzar y debemos ser capaces de saber sacar toda esa información. 

Equivocarse da miedo, vergüenza y culpa, y ésto nos hace temer las decisiones... y si no decidimos, pensamos que no fallaremos, y si no fallamos no habrá frustración por no conseguir nuestro objetivo. Conclusión: nos quedaremos estáticos en un entorno cambiante, y ni avanzamos ni evolucionamos.

El problema es que la vida es un constante prueba y error de forma que no deberíamos temer a equivocarnos, algo que sí que hay que hacer es aprender para no caer en lo mismo. Muchas veces preferimos que otro decida por nosotros y así no nos arriesgamos a equivocarnos, pero esta actitud nos limita y frena nuestro aprendizaje necesario para crecer como personas. Debemos perder el miedo a equivocarnos, pues algo que sólo le sucede al que hace es que una vez resuelto el error es difícil olvidar a qué se debió..., puesto que se ha adquirido un aprendizaje que es necesario para crecer. 

Conviene experimentar y en ese proceso, a través de lo que no funciona, se llega a descubrir lo que funciona, y aunque los errores producen sus incomodidades y sus costes, también marcan el camino a la sabiduría, por las pruebas a que nos van sometiendo y de las cuales, si las afrontamos, salimos aprendidos y fortalecidos.

La diferencia entre las personas que aprenden de los errores y las que sólo saben tropezar con ellos, está en el espíritu autocrítico y de la responsabilidad que se asuma... En definitiva, que más que pararnos por el miedo y la posible frustración, hemos de saber que cada error es una lección de humildad que nos pone en nuestro sitio y nos enseña que hemos de prestar atención y aprender para mejorar para el futuro, aprendiendo y saliendo fortalecidos de cada tropiezo.

Os dejo un vídeo sobre el aprendizaje.... y si aprendes AVANZAS y EVOLUCIONAS. 





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