lunes, 26 de mayo de 2014

yo es que soy así...

"Es que... yo soy así..." y te quedas más ancho que pancho, ya está todo dicho, ya está todo hecho. Menudo peso me he quitado de encima, ya no tengo que pensar ni hacer nada... ¡Solucionado!

Ésta es la frase con que se resume, en la mayoría de las ocasiones, los tímidos intentos de cambiar nuestra vida. Personas que están sufriendo, de ansiedad, de tristeza, de timidez, con dificultades de relación, atrapadas en una vida que les hace infelices y se conforman... ¡porque son así!

Hoy quiero hablar de un concepto clave que tenemos en psicología: el autoconcepto

El autoconcepto es el conjunto de creencias y actitudes que tenemos sobre nosotros mismos, que pueden estar más o menos ajustadas a la realidad, o ser verdad en algunas cosas y mentira en otras. Cuando era adolescente jugaba al baloncesto y muchos de mis compañeros me decían que era muy bueno... y al final me lo creí. Sin embargo no llegamos a ganar ni un solo partido en los dos años en que me dediqué a este deporte, y afortunadamente me retiré a tiempo.

Nuestra forma de pensar determina el éxito o el fracaso de las conductas. Así, después de dar mi primera charla en público (fue en Estados Unidos, en inglés, y ante un grupo de poderosos empresarios), decidí y me repetí varias veces: "Me gusta hablar en público". El resultado de ese pensamiento ha sido que ahora mismo disfruto con cada curso, taller o conferencia que imparto.

Pero también ocurre al contrario, el resultado de la conducta determina nuestro autoconcepto. Y depende de la atribución de la causa del resultado. He metido gol por cuestión de suerte o porque soy un buen jugador. Si elegimos la primera opción no cambia mi autoconcepto, ya que la causa es externa a mí, mientras que si elegimos la segunda, podemos cambiar o reforzar lo que pensamos sobre nosotros.

Revisar cómo somos en realidad es importante, y una vez que hemos decidido cómo somos, todos nuestros pensamientos, sentimientos y conductas tienden a corroborar este criterio formado, y nos resistimos a la información que lo contradice.

Formamos el criterio sobre nosotros mismos a través de cómo interpretamos nuestras acciones y de cómo las interpretan los demás, cómo piensan y sienten sobre lo que hacemos, influyen a formarnos el criterio sobre nosotros.

Pongamos un ejemplo: si nuestro padre/madre/maestro ante un suspenso en matemáticas nos dijo de pequeños:

* "Qué raro porque tú eres muy bueno en matemáticas, quizás dedicaste poco tiempo" nuestro pensamiento confirmará "soy muy  bueno en matemáticas, dedicaré más tiempo"
* Pero si su respuesta fue "Es que a ti te cuestan mucho las matemáticas", nuestro pensamiento confirmará “no valgo para las matemáticas, no merece la pena esforzarme"

Y de esta forma creemos que valemos o no valemos para tal o cual cosa, que somos valientes, tímidos, vergonzosos, etc. Pero no es únicamente lo que nos dicen, sino los sentimientos que nos transmiten sobre nuestras capacidades y forma de ser lo que nos ayuda a ir formando un criterio de cómo creemos que somos.

Pero a veces tenemos contradicciones:
  * Si salgo con frecuencia con amigos creo que soy extrovertido.
  * Pero siento timidez, entonces es que soy tímido.
  * Con mi familia soy extrovertido, pero con las chicas soy tímido
Así es que... ¿cómo soy realmente?

Muchas veces somos como los otros creen que somos. Es decir, tendemos una serie de roles diferentes según donde estemos: con la familia, con los amigos, en el trabajo... muchas veces nos comportamos repitiendo el "papel" que se espera de nosotros, y hay otras ocasiones en que procedemos con mayor libertad y somos más nosotros mismos.

Y la gran pregunta... ¿podemos cambiar nuestro comportamiento?

Hacerlo solos no es una tarea fácil, ya que algunos de nuestros comportamientos están muy fuertemente arraigados en nuestro cerebro, pero podemos intentarlo siguiendo estas pautas:

* Detección. Cuando nos encontramos en una determinada situación que nos resulta incómoda, es que ahí hay un problema, y lo importante es darse cuenta de estas situaciones.

* Análisis. Piensa qué te ha pasado, por qué has reaccionado así, qué hubieras podido hacer para sentirte más a gusto con tu conducta, y por qué crees que no lo has hecho.

* Acción. La próxima vez, intenta comportarte de la forma que te hubiera hecho sentir bien.

Y si no lo consigues y quieres realmente cambiar, inténtalo de nuevo o busca ayuda... y si te cuesta, no seas duro contigo mismo. Piensa que toda la información que hemos ido recibiendo desde pequeños se ha ido gravando en nuestro cerebro y es por lo tanto un aprendizaje difícil sin la ayuda de un terapeuta. Aún así, te animo a que lo intentes porque seguro que los cambios y nuevas actuaciones que adquieras te van a sorprender.

jueves, 22 de mayo de 2014

seguir dietas... ¿misión imposible?

Antes que nada, lo más importante al hacer una dieta es seguir unos hábitos nutricionales adecuados, y para ello deberíamos acudir a un especialista en nutrición. Y una vez planteado ésto, todos sabemos que normalmente nos es muy difícil seguir una dieta. Siempre empezamos con ganas, pero esa ilusión con la que empezamos empieza a diluirse según van pasando los días. Queremos poder dejar esos hábitos que sabemos que nos perjudican pero por más que lo intentamos no somos capaces... y hoy vamos a hablar sobre cómo conseguir esos objetivos.

¿Por qué no somos capaces de seguir y terminar una dieta?. Suele deberse a varios motivos:
* Falta de motivación
* Objetivos inadecuados
* Escaso repertorio de habilidades
* Dieta desequilibrada

De momento nos vamos a centrar en la motivación, que es una de las claves más importantes que interfieren en el éxito de iniciar y mantener unos hábitos saludables.



La importancia de la motivación
La mayoría de la gente no consigue seguir una dieta porque deciden empezarla sin estar lo suficientemente motivadas. Y si no hay motivación, no hay deseo real de cambiar. Según Prochaska y DiClemente, las personas pasamos 6 etapas durante un proceso de cambio, y cada una de estas etapas se corresponden con un determinado nivel de motivación.

Precontemplación. La persona no es consciente de que tiene un problema. "Estoy bien, no tengo
nada que cambiar".

Contemplación. Se es consciente de que se tiene un problema pero por un lado se quiere cambiar y por otro no se quiere cambiar. "Quizá mis hábitos alimenticios no son los más adecuados, pero me gustan tanto los dulces..."

Determinación. La persona decide introducir un cambio para solucionar su problema. "Quiero sentirme mejor conmigo mismo y mejorar mi salud. ¡Estoy decidido! Voy a empezar a comer bien"

Acción. Se llevan a cabo acciones específicas. Horarios regulares, alimentación saludable, se dejan los duces, etc.

Mantenimiento. Se mantiene el cambio realizado.

Recaída. La persona abandona el cambio y regresa a etapas anteriores. Vuelta a los dulces y a los horarios irregulares. "Seguir la dieta era muy duro".


¿Qué sacamos en claro de ésto?. Algo tan sencillo como que antes de iniciar cualquier tipo de cambio, es decir, antes de pasar a la etapa de acción, hay que resolver la ambivalencia que aparece en la etapa contemplativa.


Y si decides iniciar un plan nutricional sin estar plenamente convencido de por qué quieres hacerlo, es muy probable que tarde o temprano lo acabes abandonando.


Estrategias para fomentar la motivación
¿Pero cómo podemos superar esa ambivalencia y avanzar así hacia la etapa de acción que es a que realmente nos va a llevar al cambio?

1. Hacer una "lista de pros y contras"
Escribe en una columna las consecuencias positivas de empezar la dieta y en otra columna pon lo negativo de empezar esa dieta. Después puntúalas del 1 al 5 dependiendo de la importancia que tengan para ti. Terminaremos sumando los valores de cada una de las columna... y si los pros superan los contras, surgirá la motivación para iniciar la dieta.

Puedes utilizar el mismo procedimiento para realizar el balance de las consecuencias positivas y negativas que lograrás de continuar con los hábitos que has mantenido hasta ahora. En este caso, la motivación para el cambio surgirá si los contras superan los beneficios.

Hacer este ejercicio te ayudará a clarificar los motivos por los que consideras que es importante seguir una dieta, así como los efectos negativos de continuar con tus hábitos actuales.

2. Confiar más en ti mismo.
Aumenta la creencia que tienes sobre ti mismo de ser capaz de conseguir algo. Y para confiar más en ti mismo ten en cuenta lo siguiente:
1. El único responsable en tu proceso de cambio eres tú.
2. No pretendas lograr un resultado diferente haciendo siempre lo mismo. Si los métodos anteriores no te dieron el resultado esperado... ¡cambia de estrategia!.
3. Recuerda aquellas veces en las que hayas conseguido otras metas que te pusiste y que alcanzaste. Piensa en cómo lo hiciste, lo difícil que parecía al principio y qué estrategias utilizaste que también puedan ayudarte a conseguir este nuevo objetivo.

Estas pequeñas cosas pueden ayudarte a sustituir un "no puedo" o "nunca lo conseguiré", por otras frases más positivas que faciliten seguir con tu dieta: "quiero, puedo y lo haré".

3. Elaborar un listado de beneficios.
Anota en una hoja los beneficios que obtendrás si sigues dieta y colócala en un lugar estratégico para que puedas ver a diario los motivos por los que has decidido realizar este cambio. Sé creativo e imagina de qué forma crees que puedes sacarle más partido de acuerdo a tus necesidades: pegada en la nevera, en el espejo del baño, la mesilla de noche, etc.
Recordar cada día los motivos por los que has decidido iniciar un cambio en tu vida aumentará las probabilidades de llevarlo a cabo.

Si lo intentas y fracasa, inténtalo de nuevo... y si necesitas un poco de ayuda no dejes de pedirla; el coaching trata, entre otras cosas, de ésto... de ayudar a la gente a conseguir sus metas. Y una vez que hayas conseguido tu objetivo te aseguro que habrá merecido la pena, y esa felicidad que sientas se extenderá a la mayoría de los campos de tu vida.

Si te ha parecido interesante, compártelo para que pueda serle útil a más gente. Muchas gracias y no tardes en empezar a fijarte tu objetivo.

lunes, 19 de mayo de 2014

¿eres un bonsai?

Siendo yo adolescente se pusieron de moda los bonsáis... un arte milenario de la cultura china. El Bonsái (盆栽?) es una palabra de origen japonés que significa literalmente bon = 'bandeja' + sai = 'naturaleza' y consiste en el arte de cultivar árboles y plantas, reduciendo su tamaño mediante técnicas, como el trasplante, la poda, el alambrado, el pinzado, etc., y modelando su forma para crear un estilo que nos recuerde una escena de la naturaleza. La idea es mantenerlo en una maceta toda su vida... si no se muere antes, claro... cosa que le pasó a los dos bonsáis que yo tuve cerca.


En aquél momento, y más cuando mis hermanos le regalaron un a mis padres, me parecía algo muy chulo. Sin embargo ahora mismo no le veo mucho interés en hacer que el árbol no sea árbol, en modificarlo a tu antojo y convertirlo en algo que no es. Y ha cambiado mi punto de vista, entre otras cosas porque aprendí que todos podemos ser mucho más de lo que somos si nadie nos lo impide.

En la sociedad en la que vivimos, las ideas de los otros nos limitan, y tienen en nosotros el mismo efecto que en un bonsái: nos pinzan, nos alambran, nos podan... y nos convierten en personas que realmente no somos y quizás incluso en personas que no queremos ser. Hacemos cosas y tomamos decisiones que en realidad no son las que nosotros de verdad elegiríamos. Y de esta forma nos obligan a vivir una vida que no es la que deseamos, y ésa es una de las causas que nos hace pasarlo mal.

Quién no ha escuchado o le han dicho cosas como:

- Ten cuidado con lo que van a decir...
- Tu no has nacido para triunfar
- Dios es quien decide por ti (y a falta de Dios, está tu padre)
- Hay que hacer lo que hacen todos porque destacar te traerá problemas
- Los ricos son malas personas
- La miel no es para la boca del asno
- Pobre pero honrado
- Si no eres bonita no conseguirás más que migajas
- Has de ser fuerte, eres un hombre
- Si eres así, no te casarás nunca
- ....

Y todas estas ideas limitan (podan, alambran y pinzan como a un bonsái) nuestro verdadero ser. La buena noticia es que podemos darle la vuelta a ésto. Si realmente queremos podemos quitar todos los alambres y las pinzas, y podemos injertar nuevas ideas que crecen compensando las podas.

Por supuesto que no es fácil, pero merece la pena porque la sensación de ser quien eres de verdad, de elegir desde ti y no desde las creencias de otros, es increíble; te hace sentir que estás vivo, que eres tú el que decide cómo quieres que sea tu vida...y jamás podrás sentir algo parecido.

Busca cómo hacerlo, pregunta, infórmate y decide que ya basta de vivir como un bonsái, que tienes derecho a ser muy-muy alto, con todas las ramas que te de la gana y generar los frutos que te apetezcan. Nunca olvides que puedes hacerlo... es más, tienes derecho a hacerlo. 

Y si me necesitas para ayudarte a injertar, escríbeme carloscallejonch@gmail.com 

Si te ha gustado este post ¡compártelo!... y nunca te olvides de tener un excelente día.

miércoles, 14 de mayo de 2014

el único límite te lo pones tú... ¿seguro?

Hoy en día es muy habitual escuchar y leer esas frases que nos dicen que no hay límites, que el único límite te lo pones tú,... y blá blá blá.

Pero cuidado!!!.... todos tenemos límites... TODOS, y aunque posiblemente no estarán donde nosotros creíamos, están en algún sitio. Algunos me preguntan qué hacer para ir descubriendo límites... pues es tan sencillo como ponernos objetivos inteligentes, y es que plantearte objetivos es la primera de las acciones si deseas obtener resultados. Ahora bien, o nos marcamos unos objetivos lógicos o por muchos objetivos que tengamos ni avanzaremos, ni evolucionaremos ni nada de nada. 


S.M.A.R.T (INTELIGENTE en español) es un acrónimo inglés que sirve para marcar principios que nos ayuden a clarificar y estipular adecuadamente nuestros objetivos.

De esta forma, todos nuestros objetivos deberían ser SMART:
S – Específicos
M – Medibles
A – Alcanzables
R – Realistas
T – Tiempo

Específicos: cada objetivo debe tener una acción. Un objetivo genérico (adelgazar) debe conllevar acciones que nos acerquen a ese objetivo (no comer dulces, hacer ejercicio...)

Medibles: Un objetivo que no puede medirse no sirve ya que no contribuye de una forma cuantificable a alcanzar nuestras metas y, lo que es peor, no podemos confirmar si se ha logrado o no.

Alcanzables: Plantearse objetivos inalcanzables no contribuye a nuestra planificación, más bien contribuye al escepticismo, ya que la función de un objetivo es la de posibilitar una meta, no la de obstruirla.

Realistas: ¿Quiero perder 10 kilos en un mes?... No ser realista a la hora de plantear un objetivo nos desmotivará e impedirá que continuemos peleando por nuestras metas. Un objetivo debe motivar, debe empujarnos hacia su logro, debe retarnos en los momentos difíciles y debe obligarnos a pelear hasta la extenuación por conseguirlo, plantear un objetivo irreal no lo consigue.

Tiempo: ¿Algún día adelgazaré?... algún día... Si un objetivo no tiene plazos marcados entonces es un objetivo abierto y un objetivo abierto es un objetivo eterno.

Teniendo en cuenta ésto, y si lo llevas a la práctica, quizás te sea más fácil lograr todas esas metas que te propongas. Y si a pesar de ello no lo logras, intentémoslo juntos... ayudar a lograr metas es uno de los trabajos que hago como coach.

lunes, 12 de mayo de 2014

aprendamos de los fallos

Este fin de semana ha sido uno de esos en los que he no he logrado mi meta final... No he conseguido mi objetivo, no he sido capaz de correr 101 kilómetros porque en el kilómetro 80 mis pies llenos de ampollas me dijeron basta... sin duda he fallado, pero afortunadamente ahora toca reflexionar y aprender.


Sin duda necesito aprender de los errores que me han llevado a la no consecución del objetivo y no optar por un sentimiento de frustración o vergüenza. Los errores nos indican que estamos en el camino a nuestros objetivos, y nos ayudan a mejorar y a comprender en qué situación nos encontramos, así como a entender qué es lo que nos está frenando para seguir mejorando, y qué es lo que hemos de aprender.

Pensar, reflexionar y aprender de los errores sin frustrarse. Equivocarse no tiene buena fama, y en esta sociedad encima se penaliza el error y se premia el acierto..., pero en las equivocaciones hay un gran pozo de sabiduría y aprendizaje para conseguir avanzar y debemos ser capaces de saber sacar toda esa información. 

Equivocarse da miedo, vergüenza y culpa, y ésto nos hace temer las decisiones... y si no decidimos, pensamos que no fallaremos, y si no fallamos no habrá frustración por no conseguir nuestro objetivo. Conclusión: nos quedaremos estáticos en un entorno cambiante, y ni avanzamos ni evolucionamos.

El problema es que la vida es un constante prueba y error de forma que no deberíamos temer a equivocarnos, algo que sí que hay que hacer es aprender para no caer en lo mismo. Muchas veces preferimos que otro decida por nosotros y así no nos arriesgamos a equivocarnos, pero esta actitud nos limita y frena nuestro aprendizaje necesario para crecer como personas. Debemos perder el miedo a equivocarnos, pues algo que sólo le sucede al que hace es que una vez resuelto el error es difícil olvidar a qué se debió..., puesto que se ha adquirido un aprendizaje que es necesario para crecer. 

Conviene experimentar y en ese proceso, a través de lo que no funciona, se llega a descubrir lo que funciona, y aunque los errores producen sus incomodidades y sus costes, también marcan el camino a la sabiduría, por las pruebas a que nos van sometiendo y de las cuales, si las afrontamos, salimos aprendidos y fortalecidos.

La diferencia entre las personas que aprenden de los errores y las que sólo saben tropezar con ellos, está en el espíritu autocrítico y de la responsabilidad que se asuma... En definitiva, que más que pararnos por el miedo y la posible frustración, hemos de saber que cada error es una lección de humildad que nos pone en nuestro sitio y nos enseña que hemos de prestar atención y aprender para mejorar para el futuro, aprendiendo y saliendo fortalecidos de cada tropiezo.

Os dejo un vídeo sobre el aprendizaje.... y si aprendes AVANZAS y EVOLUCIONAS. 





martes, 6 de mayo de 2014

aprendiendo a decir NO

Uno de los problemas con los que me encuentro más habitualmente es cuando alguno de mis clientes me dice que no es capaz de decir que no cuando alguien le pide un favor o quejarse por algo que consideran injusto o equivocado. Es decir, no son capaces de expresar sus opiniones y sentimientos... les falta asertividad.

Podemos decir que la asertividad es la capacidad de expresar las opiniones, los sentimientos, las actitudes y los deseos, y reclamar los propios derechos, en el momento adecuado, sin ansiedad excesiva, y de una manera que no afecte a los derechos de los demás.

Las personas asertivas salen adelante, dicen lo que piensan, solicitan los recursos que necesitan, manifiestan sus deseos y sentimientos, y no aceptan un no por respuesta. Y todos podemos (y debemos) ser asertivos, pedir lo que necesitamos y conseguir lo que queremos, sin dejar de ser uno mismo. Aunque seguramente algunos tendrán que practicar un poco... ¿cómo?:

1. Comienza con algo pequeño. Si la idea de ser asertivo te hace sentir especialmente mal o inseguro, comienza con situaciones de bajo riesgo. Por ejemplo, si pides un café solo, y el camarero te uno con leche, hazle ver su error y pide que te lo cambie. Si sales con tu pareja y estáis tratando decidir un lugar para comer, manifiesta tu opinión a la hora de elegir a donde ir.

Una vez que te sientas cómodo en estas situaciones de bajo riesgo, comienza subiendo la dificultad poco a poco.

2. Empieza diciendo no. En el camino para ser más asertivo, el NO es tu mejor compañero. Debes decir NO más a menudo. Es posible ser firme y decidido con el NO sin dejar de ser educado. Al principio, decir que no puede hacer que te sientas ansioso, pero con el tiempo llegarás a sentirte bien y bastante liberado.

Es probable que algunas personas se sientan decepcionadas ante esta nueva situación, pero recuerda que mientras expreses tus necesidades de una manera educada, no eres en absoluto responsable de su reacción.

3. Sé simple y directo. Cuando te estás afirmando a ti mismo, menos es más. Pide las cosas de manera sencilla y directa. No hay necesidad de dar explicaciones elaboradas (ahora lo veremos). Simplemente di de forma educada lo que piensas, sientes o deseas.

4. Utiliza el "yo". Cuando pidas algo o te quejes por algo usa el "yo". Habla siempre en primera persona, así en vez de decir: "Eres muy desconsiderado. No tienes ni idea de lo duro que ha sido el día de hoy. ¿Por qué me pides que haga todas estas tareas?", dí "Estoy agotado hoy. Sé que quieres que haga todas estas cosas, pero no voy a poder hacerlas hasta mañana”.

5. No te disculpes por expresar una necesidad o deseo. No hay razón para sentirse culpable o avergonzado por expresar una necesidad o deseo. Deja de pedir disculpas cuando pides algo, simplemente pídelo educadamente y espera a ver qué te contestan.

6. Utiliza el lenguaje corporal y el tono de voz. Debes parecer seguro al hacer pedir algo o indicar una preferencia. Ponerse de pie, inclinarse un poco, sonreír, mirar a la persona a los ojos,... denotan seguridad. Asegúrate también de hablar con claridad y en voz lo suficientemente alta.

7. No tienes que justificar o explicar tu opinión. Cuando tomas una decisión o das una opinión con la que otros no están de acuerdo, un modo en el que van a tratar de ejercer control sobre ti será exigiendo que des una justificación de tu elección, opinión o comportamiento y si no puedes encontrar una razón suficiente, ellos supondrán que debes estar de acuerdo con lo que quieren.

Las personas no asertivas, con su necesidad de agradar, se sienten obligadas a dar una explicación o una justificación para cada elección que hacen, incluso si la otra persona no se la pidió. Quieren asegurarse de que todo el mundo está de acuerdo con sus opciones, y de este modo lo que están haciendo es pedir permiso para vivir sus propias vidas.

8. Sé persistente. A veces hay situaciones en las que al principio no encuentras respuesta a tus solicitudes. No te limites a decirte a ti mismo: "al menos lo intenté". Muchas veces para ser tratado con justicia tienes que ser persistente; por ejemplo, si te cancelan un vuelo, sigue preguntando por otras opciones, como ser pasado a otro vuelo o compañía aérea, para poder llegar a tu destino a tiempo.

9. Mantén la calma. Si alguien está en desacuerdo o desaprueba tu elección, opinión o solicitud, no debes enojarte o ponerte a la defensiva. Es mejor buscar una respuesta constructiva o evitar a esa persona en el futuro.

10. Elije tus batallas. Un error muy común que cometemos cuando queremos ser más asertivo es tratar de ser firme todo el tiempo. Puede haber casos en los que ser asertivo no te llevará a ninguna parte y tomar una postura más agresiva o pasiva es la mejor opción.

Aprender a expresar tus opiniones, y a respetar esas opiniones y deseos, te convertirá en una persona con mayor confianza. El resultado de una acción asertiva puede llevarte a conseguir exactamente lo que quieres, o quizás un compromiso, o tal vez un rechazo, pero independientemente del resultado, dará lugar a que te sientas más cerca de controlar tu propia vida.


¿Qué te parecería ser más asertivo?

lunes, 5 de mayo de 2014

y tú… ¿qué quieres ser de mayor?

"y tú… ¿qué quieres ser de mayor?"

Menuda pregunta para un niño... se les queda una cara con una media sonrisa y una mirada perdida mientras su imaginación va de un lado para otro. Y a partir de ahí, empiezan a decir cosas y más cosas... policía, vaquero (pero de los de los indios), doctora, diseñadora de tartas, piloto de barco/avión... cosas que van saliendo de su interior con una naturalidad pasmosa y con una seguridad tan aplastante que hasta me dan un poco de envidia. Están tan seguros que no hay ni una duda en sus palabras.

La respuesta que le doy a mis hijos es siempre la misma: "...serás lo que quieras ser..."

Quizás una respuesta arriesgada, porque las decisiones que adopten mis hijos cuando les toque decidir, puede que estén contra mis creencias, contra todo aquello que crea que es o no es adecuado para su futuro. Pero aún así, y cada vez tengo más claro, que no hay mayor garantía para el éxito profesional (y personal) que ser capaz de descubrir qué es lo que te gusta, de hacer aquello que te mueve y conmueve, aquello que sale de ti, y sobre todo... de hacer lo que te dice tu corazón.

Los niños no tienen ninguna dificultad en escuchar a su corazón, pero… ¿y los adultos?, ¿somo capaces de hacer eso?, ¿podemos conectar con nuestros recursos, con nuestro potencial, para fomentar, cuidar y pulir nuestras habilidades y cualidades que todos traemos de serie?

Haz la prueba: trata de preguntar a los adultos lo siguiente
- ¿Qué te gustaría hacer profesionalmente?
- ¿Te gusta lo que haces?
- ¿A qué te trabajo te gustaría dedicarte?
- ¿Qué sentido tiene para ti tu trabajo?

Seguramente las respuestas no saldrán de una forma tan rápida, espontánea y alegre como las de los niños… Incluso habrá gente que ni se lo haya planteado, y esté consumiendo toda su energía en hacer algo que no tenga nada que ver con su persona. O puede ser que no sepa qué contestar y se quedará en silencio.

¿Qué sucede para que cambie tanto el panorama en unos pocos años?

De hecho, yo mismo me sorprendí a mí mismo un día preguntándome por el sentido de mi trabajo, y eso fue para como si me hubieran dado un guantazo, guantazo físico y emocional que hizo que todo lo que había hecho y estaba haciendo se tambaleara. Y de golpe y porrazo empecé a hacerme un sinfín de preguntas del tipo:
¿de verdad me veo yo haciendo ésto durante toda mi vida?
¿a qué estoy contribuyendo con mi esfuerzo y energía?
¿qué sentido tiene ésto para mí?
¿dentro de unos años estaré orgulloso de lo que he hecho profesionalmente?

Las respuestas me hicieron sufrir, pero nunca imaginé que ese sufrimiento se convertiría en mi mejor aliado para hacer lo que hoy estoy haciendo…

Creo que existe una minoría privilegiada, que tiene su vocación perfectamente identificada desde que son pequeños, y consiguen ser congruentes con esa fuerza interna que les quema desde dentro, para construir desde ahí un proyecto personal y profesional cargado de sentido. Pero creo que la gran mayoría, los que no hemos tenido esa suerte, no  nos hemos sabido mirar hacia dentro; bien porque no teníamos activada esa capacidad, bien porque nadie nos había enseñado que el verdadero aprendizaje, y la verdadera sabiduría tienen lugar de puertas para adentro: en el conocimiento de uno mismo, y no en el "conocimiento del medio", lo que de toda la vida eran las ciencias naturales y sociales en EGB.

Seguro que las cosas irían mejor si además de de lo que se enseña, se dedicaran unas horas al autoconocimiento, a fomentar la creatividad, el trabajo en equipo, a la comunicación y hablar en público, a la asertividad... vamos, habilidades sociales y emocionales esenciales para dejar de ser unos auténticos analfabetos en estas materias.

El mejor pasaporte hacia un futuro con éxito (y no hablo de lo material, que vendrá como consecuencia de lo demás), es conocerse bien uno mismo, escuchar nuestro corazón y descubrir esa fuerza interna que está dentro de cada uno, porque estar, está… sólo hay que dejar que salga, y desempolvar un poco el baúl de los recuerdos.

Y si no puedes en este momento hacer aquello que amas, hazte un favor y al menos pon amor (no lo intentes, hazlo) en lo que haces…

Y si no, NO LO HAGAS.

Y os dejo un vídeo, es el anuncio de una marca de whisky... pero merece la pena.



viernes, 2 de mayo de 2014

mejora tu resiliencia

Para empezar... ¿qué es la resiliencia?

"La resiliencia es la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha, con dosis de perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones, que permiten avanzar en contra de la corriente y superarlas".

Pero, ¿cómo son las personas resilientes? Básicamente...
1.- Aceptan la realidad tal y como es.
2.- Creen que la vida tiene sentido
3.- No desesperan hasta lograr que las cosas mejoran.

De esa forma, la persona resiliente no se da por vencido con las dificultades, ya que está convencido de que las cosas pueden cambiar. Mucha de la gente que cede y abandona lo hace porque pierde la esperanza en que la situación mejore, sea esto cierto o no... y cuanto antes abandona alguien ante una dificultad o más pronto se deprime, menos resiliente es; y cuanto más consigue soportar en una situación difícil (no en plan mártir, sino procurando mejorar la situación) más resiliente es.

Y la pregunta siguiente sería... ¿por qué es importante ser resiliente? Y la respuesta es bien sencilla... porque todos, en algún momento de nuestras vida, nos vamos a enfrentar a alguna situación adversa en que necesitemos nuestra mejor voluntad, coraje y optimismo inteligente para salir de ella.

¿Podemos hacer algo si somos poco resilientes? Mi amigo Bernardo hace apenas un rato dijo "...como todo en esta vida se entrena, ¿verdad?..." Efectivamente, todo se entrena, y la resiliencia no es ninguna excepción... y aquí dejo una serie de ideas y pautas que pueden ayudar a cultivar la resiliencia:

- La vida tiene un propósito. Busca el propósito por el que vivir. Eso te dará fuerza.

- Ten una buena red social. El apoyo de otras personas es una de las cosas que más nos pueden ayudar cuando todo parece ir mal. Si no la tienes, empieza ya a construirla.

- Explica lo que te pasa. Esa idea tan común de que uno tiene que arreglar sus problemas por si mismo, sin ayuda externa, es una gran mentira. No eres menos por pedir ayuda y no dudes en buscar ayuda profesional si eso también puede contribuir a que soluciones tú problema.

- Siente que controlas tus circunstancias. Debes sentir que tu actuación puede cambiar lo que te sucede. Si piensas que lo que hagas no va a cambiar nada, ¿para qué vas a hacerlo?. Por lo tanto, aunque sea como hipótesis, plantéate que puedes cambiar tus circunstancias y actúa.

- Actúa. Prueba una forma de actuar y revisa los resultados.

Si vas incorporando estas pautas poco a poco, seguro que si en algún momento vienen malos momentos (que vendrán) estarás mejor preparado para ellos.

Y si alguien tiene más interés, aquí os dejo un vídeo sobre resiliencia