lunes, 16 de mayo de 2016

el lobo feliz y la niña feroz...

Las cosas no siempre son lo que creemos. La realidad, con frecuencia, es muy distinta a lo que creemos que es, las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones y ni siquiera los amigos. Esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio, porque uno cree que es negro, pero puede ser blanco, o uno cree que es blanco pero probablemente sea de todos los colores... esto es lo que se conoce como el efecto Rashomon, aunque la realidad sea una sola, existen miles de formas de percibirla.

En algunas de las charlas vamos viendo poco a poco el siguiente cuento, y la primera reacción de la gente suele ser de sorpresa, simplemente porque jamás habían pensado en ese otro punto de vista y posteriormente de cierta simpatía hacia uno de los personajes... personaje que siempre habían odiado. Os invito a que leáis este cuento:

"El bosque era mi hogar. Yo vivía ahí y me preocupaba por él, trataba de tenerlo cuidado y limpio.
Un día soleado mientras estaba limpiando basura que los domingueros habían dejado, escuché pasos. Me escondí detrás del árbol y vi a una pequeña niña viniendo por el camino, trayendo una canasta.
Sospeché de la pequeña niña nada más verla porque ella vestía muy elegantemente, toda de rojo y su cabeza estaba cubierta para que nadie supiese quién era.
Naturalmente me detuve a observarla y le pregunté quién era, de dónde venía y todo eso. Ella me contó un cuento acerca de ir a la casa de su abuela, con la canasta del almuerzo. Parecía básicamente una persona honesta, pero ella estaba en MI bosque y con una apariencia sospechosa con ese extraño gorro encima; entonces decidí enseñarle lo peligroso que es atravesar el bosque vestida tan bien.
La dejé seguir su camino pero corrí rápido a la casa de la abuela.
Cuando vi a la agradable señora le expliqué mi problema y ella estuvo de acuerdo conmigo en que su nieta necesitaba aprender una lección.
La señora anciana acordó quedarse afuera, en la sombra, hasta que yo la llamase, en realidad se quedó debajo de la cama.
Cuando caperucita llegó yo la invité al dormitorio, pues yo estaba en la cama vestido como una abuela.
La chica entró con sus mejillas rosadas y dijo algo desagradable acerca de mis orejas. Yo había sido insultado antes y tratando de poner lo mejor de mi, sugerí que las orejas grandes servían para escucharla mejor; mi intención era decirle que yo quería escucharla y prestarle mucha atención a lo que estaba diciendo, pero ella dijo otra frase insultante acerca de mis ojos saltones.
Ahora ustedes pueden llegar a entender cómo me estaba sintiendo con esa chica que parecía tan agradable pero que en realidad era una persona tan desagradable. Sin embargo, seguí con mi política de poner la otra mejilla, entonces le dije que los grandes ojos me servían para poder verla mejor a ella.
Su siguiente insulto realmente me dolió. Yo siempre tuve problemas de tener grandes dientes y esta pequeña niña me insultó acerca de ellos. Yo sé que debí haberme controlado más pero bajé de la cama y le dije que mis dientes me ayudarían a comerla mejor.
Ahora, déjenme explicarles, ningún lobo podría comer nunca a una niña, todos sabemos ésto, pero la Caperucita loca comenzó a correr alrededor de la casa gritando. Yo corría detrás de ella, tratando de calmarla, me había quitado ya la ropa de la abuela, pero ésto lo único que hizo fue empeorar aún más la situación: se abrió la puerta y un enorme leñador apareció con su hacha, mirándome, tuve claro que iba a tener problemas así que me fui por una ventana que había detrás de mí.
Quisiera decirles que éste fue el final, pero la abuela nunca contó mi lado de la historia y al poco tiempo se empezó a decir que yo era malvado, salvaje y peligroso... y todos comenzaron a evitarme.
No sé nada más acerca de la pequeña niña con su linda Caperucita Roja, pero yo, nunca más volví a ser feliz."

Y tú... ¿cómo ves las cosas?

AVANZA-EVOLUCIONA.

lunes, 7 de marzo de 2016

¿y si le quitamos dramatismo a la vida?...

Hoy tengo una mala noticia para muchos: no podemos leer la mente de las personas que nos rodean. Vamos, nunca queramos entender cada pequeña acción que el otro lleva a cabo ni tampoco deberíamos sacar conclusiones precipitadas y erróneas. Si alguien no te ha respondido un mensaje de whatsapp no implica que no seas importante; si alguien está enfadado, no quiere decir que ya no nos quiera o que seamos los culpables. Muchas veces tendemos a creer que somos los responsables de las reacciones emocionales de los demás y aunque pueda ser verdad algunas veces, la mayor parte de las veces nada tenemos que ver. Así que cuando alguien, sea quien sea, se comporte de alguna forma que no nos guste, no asumamos de inmediato que fuimos los que provocamos esa situación, porque generalmente estaremos equivocados.

Estoy seguro que todos conocéis a algunos que piensan continuamente que toda va a salir mal, o que todo se está desmoronando cuando en realidad no es así. Esa gente que ve (y busca) los más mínimos detalles para convertir en pruebas claras de que todo es un completo desastre y así se convencen de que nunca encontraran a nadie que les quiera, que jamás aparecerá ese trabajo que desean o que pronto perderán el trabajo que tanto les costó conseguir porque se sienten incompetentes,...

Lo malo de esperar siempre lo peor de todo nos lleva a dos cosas:
1. A una angustia continua
2. Hacer que ese temor tan terrible se haga realidad (ver profecía autocumplida).

Cuando pensamos una y otra vez con un resultado, inconscientemente haremos todo lo posible para que se haga realidad, así que si tememos que alguien nos abandone, nos pondremos tan insoportables que al final pasará, o si nos da tanto miedo equivocarnos en vez de concentrarnos en lo que debemos de hacer, nuestra mente se dispersa y lógicamente al final nos equivocamos.

Darle demasiada importancia a cosas sin importancia es una enorme pérdida de tiempo. Si nos ensuciamos la ropa limpia por accidente, es mucho más útil cambiarnos lo antes posible en vez de perder diez minutos poniendo el grito en el cielo; si nos caemos es mejor levantarnos lo antes posible en vez de considerarnos unos torpes; si algo nos sale mal, es mejor buscar qué ha salido mal que decirnos continuamente que somos unos torpes... básicamente, centrémonos en las soluciones más que en los problemas.

Si sólo nos vamos fijando en todos los detalles irrelevantes, éstos pueden arruinarnos el día así que mejor cambiar de actitud de inmediato. Seguro que casi todos alguna vez hemos dicho eso de "desearía no haberme levantado de la cama hoy"... pues... ¿te imaginas no haberte podido levantar?... Que un par de cosas no hayan salido como queríamos no quiere decir que sea un día perdido. Lo malo es que cuando sucede el primer problema, ya nos ponemos a la defensiva y todo lo que sucede después lo veremos como un auténtico drama. Toma las cosas como son, algo es tan molesto como tú permites que sea, pasa por alto la primer cosa mala que te ocurra y verás como el resto del día va mucho mejor. Basta conque vayas con una actitud de enfado para que tu rutina se convierta en un infierno.

Si quieres ser más feliz, éste es uno de los secretos más importantes: ¡el drama no sirve absolutamente para nada! Toma el control de tu vida cuestionando aquellas cosas que te hacen sentir triste, seguro que comprenderás que muchísimas situaciones son mucho más inocentes de lo que crees. Date una oportunidad y dáselas a los demás también. Dile adiós al drama y aprende a sonreír más. La felicidad está en los detalles, y un cambio de perspectiva puede ser el comienzo de un cambio de vida... sonríe, reflexiona, actúa, vive, sé feliz.

AVANZA-EVOLUCIONA

domingo, 10 de enero de 2016

el momento perfecto para empezar a cambiar es...

¿Y en algunos de los talleres que imparto pregunto... "¿Quién de aquí quiere se mejor?" ... y casi todos levantan la mano, porque casi todos tenemos esa intención. "Entonces...¿por qué no lo hacéis?, ¿estáis esperando el momento perfecto para empezar, ese momento perfecto para mejorar vuestros hábitos sin excusas y con los mejores resultados?"

Dejadme que os cuente una historia que me marcó. Hace unos años invitamos a cenar a unos amigos, era una cena bastante especial, así que decidí abrir, por fin, una una botella de vino que guardaba desde hacía bastante esperando un momento como aquél. Pero al probarlo nos miramos todos con desilusión... el vino se había avinagrado, no se había conservado bien y sabía regular (por no decir que estaba malísimo).

Sentí un poco de tristeza... tanto tiempo esperando el momento perfecto y cuando creía que ya era el momento... no lo era. Había desperdiciado mil momentos especiales durante todos esos años... ¿no fue un buen momento alguno de los cumpleaños o cenas con amigos? ¿alguna de aquellas cenas de aniversario no fueron ocasiones especiales?... ¿Qué tenía que reunir ese gran momento?

Es curioso ver cómo vivimos esperando el momento perfecto para todo: para bajar de peso, para dejar de fumar, para volver a correr o hacer ejercicio, para aprender algo nuevo... y hasta para dar el primer beso. 


El asno de Buridán es la historia de un asno que tiene hambre pero también sed, de forma que se coloca exactamente entre una pila de heno y un cubo de agua.  El asno, incapaz de elegir entre las dos opciones, se muere de hambre (o de sed).


Y como el asno, nosotros también entramos en una especie de "parálisis" en donde hay veces que preferimos no dar ningún paso hasta no estar seguros de que es el momento perfecto de empezar. Porque empezar es lo más difícil de todo.

Una vez escuché una frase que decía: "Algo que se puede empezar cualquier día es probable que no se empiece nunca". Y no puedo estar más de acuerdo, porque aunque creamos que empezar mañana pueda sonar como un buen plan, no lo es. Y mientras más mañanas se sumen, más difícil se vuelve empezar. Y siempre porque buscamos el momento perfecto... que sólo es una gran excusa para posponer el cambio, el que sea.

He escuchado excusas como: "Claro que quiero comer mejor, pero después de vacaciones", "Empezaré a hacer ejercicio cuando mis hijos sean un poco más grandes o tenga más tiempo"… o la peor excusa de todas: "Empiezo el lunes, espera… este lunes es fiesta, empiezo el siguiente lunes".

De una u otra forma, logramos convencernos a nosotros mismos que el mejor momento está por llegar. De que no es necesario decidir ahora porque, por alguna razón (mágica), en el futuro seremos más productivos, o estaremos más motivados, o tendremos más energía, o nos será más fácil... en fin, que en algún momento del futuro será el momento ideal.

Ahora... seamos sinceros, no es la falta de fuerza de voluntad o la poca disciplina lo que nos impide empezar. La principal razón para evitar decidir y empezar es:...el miedo. El miedo de arrepentirnos, el miedo a lo desconocido y sobre todo... el miedo a fracasar.

Lo difícil de decidir es que significa descartar todos los demás caminos para seguir por uno sólo. ¿Cómo podemos saber que ese camino es mejor que los otros?, o peor aún... ¿cómo podemos saber que es el momento de elegir un camino? ¿y si no es el correcto?

Hoy quiero quitarte la venda de los ojos. Te guste o no la idea, todos los días estás tomando decisiones. Tal vez elegir entre un cappuccino o un cortado no te cambiará la vida, pero al final estas pequeñas decisiones le dan forma a tu rutina y definen tu futuro. Y lo mejor es saber que tus decisiones diarias forman hábitos, y pensar en que siempre estamos decidiendo, alivia el miedo y la duda de definir si es o no el momento correcto.Todas las decisiones (incluso las más simples) tienen consecuencias. 

  • Si decido despertarme cada día a las 6 de la mañana para salir a correr lograré sentirme mejor, pero a la vez tendré que irme a dormir a las 10:00 pm y no poder ver la serie que tanto me gusta como consecuencia.
  • Si decido ver la serie seguro que la disfruto, pero al mismo tiempo tendré sueño y no me levantaré a correr.

Nunca olvides que tus hábitos son los arquitectos invisibles de tu vida diaria... Cuando te despertaste hoy ¿qué fue lo primero que hiciste? ¿Pospusiste la alarma como siempre? ¿Saliste a correr como habitualmente? ¿Tomaste un café? ¿Le pusiste una o dos cucharadas de azúcar?

Tus pensamientos se transforman en decisiones y tus decisiones se transforman en acciones (aún sin darte cuenta). Vivimos con el mismo patrón que se repite una y otra vez bajo el mismo contexto, de forma que no es casualidad que más del 40% de nuestras decisiones diarias sean hábitos, como tampoco es casualidad que los hábitos sean la base del cambio (vuelve a leer eso).

Las decisiones diarias se van entrelazando hasta formar hábitos fuertes que tejen cómo será tu vida. Por eso es sumamente importante decidir hoy mismo y empezar a actuar (aunque no estés listo) porque empezamos a avanzar y crecer cuando no estamos listos... No estás listo para bajar de peso, para comer de forma más sana o para salir a correr en las mañanas. No estás listo para emprender un negocio y tampoco estás listo para mudarte a una nueva ciudad... y precisamente por eso tienes que hacerlo. El crecimiento empieza cuando crees que no estás preparado y simplemente decides que es el momento perfecto para empezar.

El momento perfecto no existe, y encontrar el momento ideal para empezar es solo una ilusión. En una película que vi hace bastante, decían una frase que nunca se me ha olvidado: "No hay momentos perfectos, porque tú los haces perfectos". Así que no esperes a que las condiciones sean ideales para empezar a mejorar tu vida. No dejes que el vino se vuelva agrio. El momento perfecto se vuelve perfecto cuando decides abrir esa botella hoy.

...y hoy es un buen día para empezar a actuar y mejorar tus hábitos, ya sabes, todo depende de ti porque todo está en tus manos.

Sonríe, reflexiona, actúa, vive, sé feliz.


AVANZA-EVOLUCIONA.


domingo, 3 de enero de 2016

que el arbol no te impida ver el bosque

En esta vida tan ocupada que tenemos no es fácil que seamos capaces de ver el bosque porque los árboles nos lo oculten y no nos demos cuenta de la de cosas obvias que hacemos o dejamos de hacer y que afectan nuestro nivel de felicidad. Por suerte, hay un montón de formas que pueden llevarnos a tener una vida más feliz. ¿Qué tal si durante la próxima semana tratamos de poner en práctica algunas y conseguimos así tener un año mejor?

Encuentrale sentido a tu trabajo.
El mes pasado, hablando con una auxiliar de ayuda a domicilio para un libro en el que estoy trabajando, le pregunté si le gustaba su trabajo. Para mi sorpresa, sonrió de oreja a oreja, se quedó en silencio unos segundos y me dijo: "¡Me encanta mi trabajo! Tengo la oportunidad de hacer felices a muchos ancianos, gente que no tiene a nadie o a los que nadie escucha… y además, gracias al trabajo puedo dar de comer a mi hija".
Un trabajo sólo es sólo un trabajo, si decides verlo como un trabajo. Pero puede ser mucho más... cualquier trabajo es una oportunidad para ayudar. Cualquier trabajo es una oportunidad de ser útil, de una u otra manera, a otras personas. Cualquier trabajo es la oportunidad de cambiar el mundo. Encontrarle sentido a tu trabajo sólo depende de ti, da igual si eres ama de casa, policía, barrendero, envasadora, maestro, astronauta, o empresario. Encuentrale sentido a tu trabajo, no me pidas a mi que lo busque, ni a ninguna otra persona, búscalo tú... todos tienen un sentido.
Aplica éso que seguro que has leído en algún sobe de azúcar... Haz que te guste lo que haces, hasta que pueda hacer lo que te gusta. Haz que te guste donde estás, hasta que pueda estar donde te gusta. Haz que te guste la gente con las que estás, hasta que puedas estar con la gente que más quieres.
Ésta es la manera en que encontramos la felicidad.

Siéntete incómodo… y aprende.
La gente feliz suele tener algo en lo que son realmente buenos... han conseguido serlo al menos en una cosa, aún aunque mientras aprendían les costase mucho y se sintieran estresados al aprender.
Ten algo claro, aprender es tan estresante como podrías pensar. Sin embargo, este estrés es positivo. Pero aunque el proceso de llegar a ser bueno en algo nos lleva a estresarnos, ésto también nos hace sentirnos felices y satisfechos al mirar atrás y ver cómo hemos progreso, avanzado y evolucionado. En definitiva… expande tu zona de confort a menudo.
¿Eres terriblemente malo en algo?... enhorabuena... ser terriblemente malo es el primer paso para ser verdaderamente bueno. La lucha es la evidencia del avance. Cuanto más tiempo pasas practicando, más rápido aprendes… pero cuidado, también es importante tener en cuenta la calidad del tiempo que pases practicando, mejor diez minutos de calidad que una hora mediocre. Practica y llega allá donde esté el límite de tu capacidad una y otra vez, comete errores, tropieza, aprende de esos errores y llega más lejos de donde habías llegado antes. Y ten muy claro que la recompensa de convertirse en alguien bueno a largo plazo es muy superior a la incomodidad y estrés a corto plazo que podemos sentir mientras aprendemos.

Se productivo, pero no tengas prisa.
Tener prisa nos puede llevar directamente a sentirnos tristes, exhaustos y superados. Pero por otro lado, no tener nada que hacer también puede pasarnos factura (lo siento por aquellos que sueñan con que les toque la lotería y no hacer nada). Es perfecto cuando conseguimos tener una vida productiva a un ritmo cómodo. Es decir… expande tu zona de confort a menudo, pero ten cuidado de sentirte frenético y fuera de control. Por supuesto que es más fácil decirlo que hacerlo, pero sin duda merece la pena conseguirlo.
Un método para lograr ésto es tener momentos de "trabajo duro" y "trabajo cómodo" programados cada día. Durante los momentos de "trabajo duro", trabaja con toda tu fuerza, y en cuanto llegue un momento de "trabajo cómodo", reduce la velocidad, relájate y ve con más tranquilidad. Es simplemente una cuestión de programarse para no estar nunca excesivamente ocupado. Ten siempre un tiempo de tranquilidad -momento en el día para reflexionar, descansar y recargar-. No nos engañemos; NADIE está tan ocupado como para no poder tener unos minutos para evadirse.


Siempre que puedas… Da.
Aunque dar se suele considerar como un acto desinteresado, en realidad suele ser más beneficioso para el que da que para el que recibe. En el fondo, creo que todos sabemos ésto, porque todos nos sentimos increíblemente bien cuando ayudamos a alguien que lo necesita. Al final, la felicidad no es tanto por lo que tenemos, como por lo que damos - la experiencia de ser capaz de que alguien sea más feliz gracias a nosotros, de ser capaces de hacer un mundo diferente. Nadie es más feliz que yo el día de los Reyes Magos… cuando tengo tanto por repartir… ¿os pasa a vosotros lo mismo? 

Además, la ciencia que lo corrobora es simple... hacer cualquier acto de bondad libera serotonina en el cerebro. La serotonina es una sustancia natural que tiene un efecto beneficioso para la salud, incluyendo hacer que nos sintamos más felices (de hecho, la función de la mayoría de los antidepresivos es liberar serotonina). Tengamos en cuenta que, si bien no puedes dar todo de ti mismo todo el tiempo, seguro que puedes dar un poco de ti mismo una parte del tiempo, y hacerlo lo hará todo diferente.

De esta forma, y siguiendo algunos parámetros, no espero si no que estoy seguro, que este 2016 será mucho más feliz para ti,.. ya sabes, todo depende de ti, no busques culpables.

Sonríe, reflexiona, actúa, vive, sé feliz.


AVANZA-EVOLUCIONA.

martes, 29 de diciembre de 2015

propósitos que deberíamos hacer cada año.... y éste también

Empieza un nuevo capítulo en tu vida, es un espacio en blanco. Este capítulo que comienza hoy podemos darle el nombre que queramos... así que pongámosle Oportunidad.

Ten en cuenta que tus ganas de triunfar siempre son más importantes que cualquier otra cosa. Cuando algo nos merece la pena, entonces somos capaces de lograr todo lo que nos proponemos casi cualquier cosa. Cuando estamos dispuestos y comprometidos y somos persistentes... logramos lo que queremos. Siempre (siempre que sean objetivos SMART)

Podría llevarnos tiempo, pero siempre es mucho mejor terminar el día agotado por todo el esfuerzo y el aprendizaje, que estar cansado de no hacer absolutamente nada.

Así que demos la bienvenida al próximo año… es otra oportunidad para hacerlo bien. ¿Aún no has decidido tus propósitos para el 2016? Veamos algunos propósitos para este próximo año… y para todos los años en el futuro.

Actúa - ¿Recuerda esa sensación al hacer algo…? ¿verdad que es mucho mejor que la de estar sentado mientras decides si lo haces o no y al final no lo haces y te sientes culpable? Pues… levántate y actúa. Da el primer paso de este año, aunque sea sólo un pequeño paso. El mayor milagro del éxito no será que termines, será que tuviste el valor de comenzar.

Trabaja duro en lo importante - No estés “ocupado” con una cosa y con otra… sé productivo. No estés pendiente del tiempo y de tu agenda, estate pendiente de tus resultados. Pon en primer lugar las cosas más importantes… y hazlas. Y por supuesto, no esperes que tu objetivo sea fácil; se supone que debe ser difícil, porque si no fuera difícil ya la habrías hecho, y lo habrían hecho todos los demás. Que sea difícil es lo que hace que valga la pena…. y es que no hay ascensores al éxito, hay que llegar subiendo escaleras.

Mantente fiel a tu camino - Una vida llena de éxitos es la que se vive después de reflexionar y buscar nuestro camino, no persiguiendo los sueños de los demás. Recuerda que tienes que hacer lo que tú creas que es correcto para ti porque nadie caminará con tus zapatos. Haz lo que tengas que hacer, para ti... y vive de tal forma que te sientas orgulloso de ti mismo… y en el momento en que te das cuenta que no eres lo que quieres ser, busca la fuerza para empezar de nuevo, aunque sea en un nuevo camino.

Trabaja tu autoestima - Tienes todo lo que necesitas para convertirte en la mejor versión posible de ti mismo. Cree en ti, eres capaz de empujar mucho más mucho más fuerte y llegar mucho más lejos de lo que lo has hecho hasta ahora. Confía en ti… eres lo bastante joven, eres lo bastante mayor, eres lo suficientemente inteligente y eres lo suficientemente fuerte para alcanzar tus metas. Así que no dejes que las falsas creencias te impidan mejorar. Y, por supuesto, no dejes que la gente te impida avanzar.

Sé amable con los que te rodean - Cuando hablamos con amabilidad, creamos positividad. Cuando pensamos bien del otro, se crea confianza. Cuando damos sin esperar, creamos sentimientos de agradecimiento. A través de la amabilidad podemos ser capaces de influir en la vida de aquellos que nos rodean… y por supuesto en la nuestra. Recuerda que casi todos los cambios positivos que se dan en la vida de una persona, son simplemente porque otra se preocupa por ella, cree en ella, y la motiva. Así que… sé esa otra persona siempre que puedas.

Acepta las cosas que no puedes cambiar - A lo que te resistes, persiste. Si estás resistiéndote a algo, lo estás alimentando. Si estás usando energía para deshacerte de algo que no puede cambiarse o eliminarse, en realidad le estás invitando a que se quede. Acepta lo que es, sé positivo y proactivo, deja de lado la necesidad de controlar cada pequeño detalle, tranquilízate y disfruta del camino.

Sé un buen ejemplo - No es lo que dices, es lo que haces. La gente que se fija en ti está pendiente de ti todo el tiempo. Son esponjas, e imitarán todo lo que ven o haces. Así que recuerda que lo que dices es mucho menos que lo que haces. Deja que tus acciones hablan por sí mismas.

Espero que tengáis un año lleno de objetivos cumplidos, un año lleno de sonrisas, lleno de felicidad y de acciones.


AVANZA-EVOLUCIONA.

martes, 8 de diciembre de 2015

y tú... ¿brillas?

 Hay un proverbio chino que dice que "Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad" y un refrán español que habla también de la luz "La mucha luz deslumbra y no alumbra". Pues nada... hablemos sobre la luz y las personas (que al final es de lo que va el blog, de personas) 

Luz... ¿qué relación puede haber entre la gente y la luz? Todos tenemos una luz que emitimos y sacamos al exterior. Reflexionemos hoy sobre la luz que tenemos todos, o sobre la luz que tienen algunos y que nos rodea. Hablemos un poco sobre lo que puede hacer esa luz, y las conclusiones las dejaremos para el final... si acaso:

Alumbrar: Esas veces que permitimos que la luz que llevamos dentro o recibimos, salga para iluminar el camino a uno mismo, a otros o a situaciones que así lo requieren. Puede producirse de manera inconsciente o de forma intencionada y consciente... Siempre con el objetivo de hacer ver un camino donde antes no existía o no éramos capaces de verlo. Una salida, donde había un muro, esperanza y sabiduría y sólo había incertidumbre.

Deslumbrar: Aquellas veces en que se busca impresionar. Es ofuscar la vista por el exceso de luz. ¿Qué nos pasa cuando algo nos deslumbra?...imagínate lo que te pasa cuando un coche te deslumbra con las luces largas... nos impide ver nuestro propio camino, nos ciega por unos instantes y hasta puede llevarnos a salirnos de la carretera. Cuando pienso en la palabra deslumbrar, pienso siempre la imagen del ego, donde lo importante no es necesariamente dar luz sino dejar claro que soy yo el que está lleno de esta luz y además quiero que lo veas. El problema es que este tipo de luz suele ser artificial, dependiente de demasiadas cosas materiales que tienen más forma o apariencia que fondo. 

Brillar: Ésta es parecida a alumbrar, y a veces incluso podemos confundir la una con la otra. Pero brillar tiene que ver más con el resultado inconsciente y natural; es ser. Brillar es aquello que nos hace marcar la diferencia, algo que no se puede comprar. Brillamos cuando estamos tan conectados a la vida y a la luz, que sin quererlo nos hacemos uno con ella. Es una identificación con esa luz que ha llegado a formar parte de nosotros. En resumen: brillamos cuando sonreímos, amamos, abrazamos, empatizamos, generamos confianza, esperanza, paz... 

¿Brillas?... ¿alumbras?... ¿o quizás deslumbras? ¿Tú qué luz eres?...o mejor, ¿qué luz quieres ser? Las conclusiones os las dejo a cada uno, porque no hay nada peor que alguien intente venderte sus ideas.

Nunca te olvides de sonreír, reflexionar, actuar, vivir y ser feliz.


AVANZA-EVOLUCIONA.

jueves, 24 de septiembre de 2015

¿y tú... rumias?

Rumiar una idea es darle vueltas y más vueltas a una cosa, y cuando hacemos ésto, terminamos por hacer nada o poco.  

Éste es el problema. Todos tenemos dilemas en nuestra vida, y la mayoría de ellas no son demasiado importantes... hasta que empezamos a darle vueltas y más vueltas. Rumiar una idea es como coger un problema y soplar en él como si infláramos un globo... haciéndolo cada vez más grande y más terrible. Entonces pasamos tanto tiempo pensando en él, que terminamos cansados, fustrados, descorazonados y queremos encerrarnos y que pase el tiempo y no hacer nada, así que al final no hacemos nada.

La solución: Dejar de pensar en ello, ¿no? NOOOOOO!!!! No somos capaces de pensar y no pensar simplemente chasqueando los dedos. De hecho, intentar obligarnos a dejar de pensar probablemente hará que estemos alimentando aún más al monstruo... En vez de eso... centrémonos en lo que podemos hacer.  

ACTUEMOS... No es para nada cómodo, pero tenemos que movernos, y si puede ser, con un pensamiento original y distinto... y olvidémonos de toda esa rumiación que nos destroza poco a poco. Normalmente, lo primero que nos dice el instinto es lo correcto, así que dejemos de pensar una y otra vez. en realidad es una pérdida de tiempo y un esfuerzo inútil. 

Contamos con 5 segundos para actuar (esa sería nuestra primera opción) antes de empezar a rumiar, antes de que empiecen las dudas y antes de que empiecen los miedos. Eso quiere decir que una vez que nos planteamos tomarnos una manzana en vez de una chocolatina, tenemos 5 segundos antes de que el resto de nuestro cuerpo decida que prefiere la chocolatina... (aquí pongo ejemplo en primera persona) 

Rumiar un pensamiento no es malo, ni es completamente dañino, también tiene sus beneficios. Hay veces que es útil, muy útil. Así que tómate un tiempo para aprender y conocer a tu cerebro y poder conseguir poco a poco la vida que quieres.