lunes, 16 de mayo de 2016

el lobo feliz y la niña feroz...

Las cosas no siempre son lo que creemos. La realidad, con frecuencia, es muy distinta a lo que creemos que es, las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones y ni siquiera los amigos. Esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio, porque uno cree que es negro, pero puede ser blanco, o uno cree que es blanco pero probablemente sea de todos los colores... esto es lo que se conoce como el efecto Rashomon, aunque la realidad sea una sola, existen miles de formas de percibirla.

En algunas de las charlas vamos viendo poco a poco el siguiente cuento, y la primera reacción de la gente suele ser de sorpresa, simplemente porque jamás habían pensado en ese otro punto de vista y posteriormente de cierta simpatía hacia uno de los personajes... personaje que siempre habían odiado. Os invito a que leáis este cuento:

"El bosque era mi hogar. Yo vivía ahí y me preocupaba por él, trataba de tenerlo cuidado y limpio.
Un día soleado mientras estaba limpiando basura que los domingueros habían dejado, escuché pasos. Me escondí detrás del árbol y vi a una pequeña niña viniendo por el camino, trayendo una canasta.
Sospeché de la pequeña niña nada más verla porque ella vestía muy elegantemente, toda de rojo y su cabeza estaba cubierta para que nadie supiese quién era.
Naturalmente me detuve a observarla y le pregunté quién era, de dónde venía y todo eso. Ella me contó un cuento acerca de ir a la casa de su abuela, con la canasta del almuerzo. Parecía básicamente una persona honesta, pero ella estaba en MI bosque y con una apariencia sospechosa con ese extraño gorro encima; entonces decidí enseñarle lo peligroso que es atravesar el bosque vestida tan bien.
La dejé seguir su camino pero corrí rápido a la casa de la abuela.
Cuando vi a la agradable señora le expliqué mi problema y ella estuvo de acuerdo conmigo en que su nieta necesitaba aprender una lección.
La señora anciana acordó quedarse afuera, en la sombra, hasta que yo la llamase, en realidad se quedó debajo de la cama.
Cuando caperucita llegó yo la invité al dormitorio, pues yo estaba en la cama vestido como una abuela.
La chica entró con sus mejillas rosadas y dijo algo desagradable acerca de mis orejas. Yo había sido insultado antes y tratando de poner lo mejor de mi, sugerí que las orejas grandes servían para escucharla mejor; mi intención era decirle que yo quería escucharla y prestarle mucha atención a lo que estaba diciendo, pero ella dijo otra frase insultante acerca de mis ojos saltones.
Ahora ustedes pueden llegar a entender cómo me estaba sintiendo con esa chica que parecía tan agradable pero que en realidad era una persona tan desagradable. Sin embargo, seguí con mi política de poner la otra mejilla, entonces le dije que los grandes ojos me servían para poder verla mejor a ella.
Su siguiente insulto realmente me dolió. Yo siempre tuve problemas de tener grandes dientes y esta pequeña niña me insultó acerca de ellos. Yo sé que debí haberme controlado más pero bajé de la cama y le dije que mis dientes me ayudarían a comerla mejor.
Ahora, déjenme explicarles, ningún lobo podría comer nunca a una niña, todos sabemos ésto, pero la Caperucita loca comenzó a correr alrededor de la casa gritando. Yo corría detrás de ella, tratando de calmarla, me había quitado ya la ropa de la abuela, pero ésto lo único que hizo fue empeorar aún más la situación: se abrió la puerta y un enorme leñador apareció con su hacha, mirándome, tuve claro que iba a tener problemas así que me fui por una ventana que había detrás de mí.
Quisiera decirles que éste fue el final, pero la abuela nunca contó mi lado de la historia y al poco tiempo se empezó a decir que yo era malvado, salvaje y peligroso... y todos comenzaron a evitarme.
No sé nada más acerca de la pequeña niña con su linda Caperucita Roja, pero yo, nunca más volví a ser feliz."

Y tú... ¿cómo ves las cosas?

AVANZA-EVOLUCIONA.