miércoles, 9 de abril de 2014

¿y si escucharas...?

Cuando te pido que escuches y te pones a darme consejos, no estás haciendo lo que te he pedido.

Cuando te pido que me escuches y te pones a decirme por qué no debería sentirme de ese modo, estás hiriendo mis sentimientos.

Cuando te pido que escuches y te parece que debes hacer algo para solucionar mi problema, me has fallado, por extraño que parezca.

¡Escucha! sólo pedía que escucharas, no que hablaras o hicieras, sólo oírme.

Cuando haces algo por mí que puedo y necesito hacer yo mismo, incrementas mi temor y mi sensación de ineptitud.

Puedo valerme por mi mismo. No estoy indefenso. Tal vez desanimado y decaído, pero no indefenso.

Pero cuando aceptas como cierto que me siento como me siento, por muy irracional que resulte, puedo dejar de intentar convencerte y pasar a la cuestión de comprender qué se esconde detrás de esa sensación irracional.

Y, cuando eso está claro, las respuestas resultan obvias y no necesito consejos.

Por favor, sólo escúchame.

Y si quieres hablar, espera un minuto por tu turno, y yo te escucharé.

No hay comentarios:

Publicar un comentario