domingo, 1 de junio de 2014

la paradoja de la elección

¿Por qué me he decidido a escribir sobre toma de decisiones y sobre la paradoja de la elección?... porque hace unos días una amiga de una red social y casi madre fuera de las redes sociales publicó una foto y habló de lo absurdo del número de posibles elecciones... así que, hablemos de ello.

Muchas veces podemos pensar que cuanta más variedad haya para elegir, mejor será... sin embargo, no está tan claro. El psicólogo Barry Schwartz argumentó en su libro "La Paradoja de la Elección" que el silogismo "más libertad es más bienestar", "más opciones es más libertad" así que, "más opciones es más bienestar" no es necesariamente cierto. En principio, un mayor número de posibilidades es positivo, sin embargo si el número de alternativas es excesivo no será tan bueno, ya que los inconvenientes pesarán más que las ventajas.

El primer inconvenientes es el tiempo que necesitamos para la elección. Por ejemplo: a mi me gusta el chocolate y hace unos años si queríamos un helado teníamos fresa, chocolate o vainilla... y mi elección era rápida. Hoy en día muchas heladerías tienen chocolate con galletas, chocolate negro, chocolate fondant, chocolate amargo, chocolates con pepitas, chocolate con menta, brownies, chocolate con oreo... y más , lo que conlleva que el tiempo que estamos decidiendo qué sabor queremos es bastante mayor que antes. Y hay mucha gente que prefiere heladerías con menor surtido pero donde pueda tomar una decisión más rápida.

Cuando hay muchas opciones hace también que no sepamos qué elegir. Sobre este tema se hizo el siguiente experimento: a alumnos universitarios se les dio la posibilidad de subir nota escribiendo un ensayo sobre un tema. Así, a un grupo se le daban seis posibles temas a elegir y a un segundo grupo, treinta posibles temas. Al final, el número de alumnos que escribieron el ensayo fue muy superior en el primer grupo: escoger entre seis posibilidades era sencillo, sin embargo, escoger entre treinta llevaba a posponer la decisión una y otra vez hasta abandonar la propuesta. Este experimento se ha ratificado con colectivos de toda índole y en variadas situaciones y ámbitos.

Otra cosa curiosa es que demasiadas opciones a elegir nos llevan a una insatisfacción ya que si tengo diez helados de chocolates distintos, doy por sentado que entre todos esos debe de haber uno que me encante... de forma que si el helado no alcanza esa perfección, la responsabilidad es mía por no haber sabido elegir. Y eso eleva nuestro nivel de auto exigencia y, por tanto, de nuestra ansiedad por hacer una correcta elección.

Si, por el contrario, hubiese sólo dos helados de chocolate, nos tomaríamos el que más nos gustase, asumiríamos que no había nada mejor y nuestra satisfacción no se vería apenas afectada: "había lo que había y, en base a ello, he escogido". El helado puede no ser perfecto, pero en este caso sí tenemos la seguridad de haber escogido la mejor opción posible. La paradoja es total: incluso con un sabor que nos gustara menos, nos sentiríamos mejor en el segundo caso.

Ésto podemos verlo muy claramente en nuestros hijos, siempre insatisfechos con lo que eligen y que, una vez han escogido, desean constantemente cambiar su elección. Eso es porque han "gozado" de un exceso de opciones al alcance de su mano. Un niño, ante un enorme escaparate de juguetes y al que se le da la posibilidad de elegir, tiene tantas posibilidades que, tras decidirse por algo, desvía la atención hacia todas las cosas descartadas y que, por tanto, se está perdiendo.

Así que muchos niños se sienten permanentemente insatisfechos, irascibles y cambian constantemente sus decisiones para desesperación y preocupación de los padres. Haz la prueba: un día da a tu hijo a elegir sólo entre dos opciones y verás cómo su satisfacción es mayor, sus dudas son menores y esa sensación de pérdida se desvanece.

Espero que os resulte útil esta entrada.

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