miércoles, 11 de junio de 2014

¿es tímido o le haces tímido?

Hace unos años atendí a unos padres decían que su hijo era extremadamente tímido, que desde que nació era tímido... sin embargo nadie nace tímido; la gente se hace tímida... o la hacemos, y los primeros años de la vida tienen un papel muy importante. El problema es que los padres y educadores no siempre saben manejar adecuadamente la timidez y en vez de ayudar, la refuerzan.

Y volviendo al planteamiento inicial... ¿esa timidez apareció de la nada? Es evidente que no... la timidez es adquirida y no heredada en dos tercios de las personas (según Jerome Kagan) y esa es la timidez de la que voy a hablar hoy. Este comportamiento comienza cuando se es niño y muchos padres ya no es que no se den cuenta sino que algunos incluso se sienten muy satisfechos y orgullosos por tener un niño tan reservado, tan callado, tan educado, tan tranquilo y que "los hace quedar bien delante de otra gente".

Sin embargo un niño debe ser alegre, reír y jugar, debe compartir momentos con sus compañeros y con los adultos, comer y dormir bien... pero muchas veces vemos a niños tristes, tímidos, agresivos, con problemas de sueño... y suele deberse a errores en la educación por parte de los adultos que los rodean. La buena noticia es que pueden desaparecer con acciones educativas adecuadas por parte de los adultos... siempre que se lo propongan seriamente.

Debo insistir en que si esta labor educativa no se lleva a cabo oportunamente, se corre el riesgo de que se convierta en un problema mucho más difícil de resolver y que necesite la intervención de un especialista.

Y si el tímido no nace sino que se hace... ¿qué causa la timidez?
-  No darle al niño el cariño y la seguridad que necesita. Hay adultos que piensan que si son cariñosos, lo van a malcriar y que no los van respetar... algo erróneo y además para el desarrollo de una personalidad sana, lo más importante es sentirse querido y seguro.
-  Otros adultos no tienen una relación afectiva con el niño de forma estable, es decir, un día son cariñosos, otro indiferente y hasta incluso, otro, agresivo. Esta inestabilidad en la comunicación es muy dañina para su salud mental, pues no tiene la seguridad de que es querido y lo hace inseguro y después, un adulto inseguro.
-  Otra causa frecuente son los adultos sobreprotectores que limitan al niño por miedo a que les pase algo o los adultos que son tan estrictos que limitan al pequeño por temor a perder la autoridad. Ambos tipos de padres reducen la iniciativa, decisión y creatividad, de forma que el niño tiene poca oportunidad de probarse, de saber en qué se equivocó y cómo puede rectificar. 
-  Cuando no hay normas y reglas estables, el niño no sabe qué y cómo hacerlo, lo que le lleva a perder seguridad en los demás y en sí mismo.
-  Hay que tener cuidado con cómo se dicen las cosas, porque muchas veces los adultos no dejan a los niños hacer cosas y les decimos cosas como: "no sabes", "eres torpe", "no lo harás bien", "eres lento", "siempre sales perdiendo"... Y si le decimos torpe, tímido o lento lo estamos induciendo a que piense así de él.

Muchos padres/educadores se preocupan cuando tienen niños intranquilos, desobedientes y agresivos, pero por el contrario no se preocupan cuando los niños son tranquilos y no molestan a los demás, sin darse cuenta que esta conducta puede esconder algunos problemas.

Pero, ¿cómo identificar a un niño tímido?... pues normalmente:
-  No se cree capaz de hacer lo que otros niños de su edad hacen.
-  Prefiere estar solo y suele alejarse de los grupos de niños que juegan. 
-  Como le cuesta trabajo jugar con otros niños, se crea un mundo imaginario, lleno de fantasías, por eso siempre se le ve pensativo y aislado.
-  Habla poco, aunque tenga un desarrollo del lenguaje adecuado, a no ser con personas con las cuales se siente seguro.
-  Tiene miedo a las personas, lugares y cosas desconocidas. En el hogar puede ser diferente porque está habituado a él. Cuando desde el colegio les dicen a los padres esta conducta, éstos se extrañan porque en la casa es diferente.
-  No se defiende de las agresiones de otros niños, aunque sean más pequeños que él.
-  Es más serio que otros niños de su edad.
- Suele sentirse mejor con los adultos que con los niños, sobre todo cuando son cariñosos con él y se siente seguro.

Voy a exponer algunas de las situaciones con las que me encuentro (y seguro que tú también) casi cada día...
- Muchas veces veo a padres andando con sus hijos pero con los que no hablan, incluso a veces uno va detrás del otro. Y eso también pasa en casa, y esta falta de comunicación favorece que el niño no se sienta querido y seguro.
- Hay veces que estoy en el parque con mis hijos y veo a niños vestidos "de domingo" y sus padres los regañan continuamente porque se manchan..., y de esta forma les quitan toda la independencia, iniciativa y actividad que necesitan.
- En muchas ocasiones veo también cómo padres obligan a un niño tímido a que juegue con otros y él se resiste o accede pero sin querer y se queda parado sin hacer nada. ¿Te imaginas cómo se sentirá ante esta situación?, sin duda se llena de emociones negativas que lo inhiben y hasta puede aparecer el miedo.
- También en consulta he tenido a padres que me dicen que no saben qué más hacer con sus hijos, que están siempre castigados... el problema es que abusar de la regañina contribuye a que el pequeño se sienta controlado, presionado y cuestionado constantemente reforzando su inseguridad y aislamiento. Y lo peor ocurre cuando de tanto regañar, nos olvidamos de los elogios... de percatarse de sus actitudes positivas y de sus éxitos.
- Son varios los casos que he atendido donde padres y profesores, ante la lentitud de los alumnos y su poca comunicación, los etiquetan como incapaces y hasta los ignoran, lo que ha repercutido en sus intereses, autoestima, aspiraciones... lo que hace niños y adolescentes tímidos, con inseguridad y poca valoración de sí mismos.

Pero vayamos a lo que realmente interesa... ¿cómo podemos actuar con un niño tímido?
Lo más importante... que siempre se sienta querido, aunque se le esté regañando. Podemos sentarnos y hablar con el niño a solas para que no se sienta humillado delante de otras personas. Deberíamos explicar en qué consistió la falta cometida y por qué. Y explicándole cómo debería comportarse y las ventajas que ésto tiene.
Regañar es efectivo si se usa en determinadas circunstancias y respetando al niño como ya he dicho, si no el niño se muestra indiferente, como si no oyera y muchas veces continúa ejecutando lo que se le prohíbe.
La forma en que se logra que se sienta querido es demostrando ese amor que se le tiene y que algunos padres temen expresar por miedo a perder autoridad... así que..¿cómo demostrarlo?... tan simple como decírselo, como besarlo, como abrazarlo, como mirarlo con cariño...

Dedícale tiempo, juega con él y se sentirá querido e importante. No dejes que la presión del trabajo y de la vida limite esa comunicación tan importante para el pequeño y para ti. Muchos padres se quejan de que no tienen tiempo para hacer cosas con sus hijos... sin embargo siempre hay tiempo en mayor o menor medida. Lo importante es que el que le dediquemos sea inolvidable. Hablar sobre cosas que le interesen al niño y responder siempre sus preguntas con seguridad, veracidad y naturalidad, nunca evadirlas o rechazarlas porque se relacionen con temas que el adulto considere que no son propias de su edad... si pregunta es porque desea saber y la explicación es oportuna siempre con palabras para que lo entienda, y si no respondemos puede dejar de preguntar y romperse la comunicación.

Es importante evitar frases negativas que le refuercen una imagen inadecuada de él. Todo lo contrario, se deben usar frases que lo estimulen como: "tú puedes", "lo conseguirás", "si lo haces así, te quedará mejor" ...

Cuando esté aislado de sus compañeros, alguno de los padres, la maestra o la educadora debe jugar con él y cuando haya logrado su interés y participación entonces, atraer poco a poco a otros niños al juego, es decir, llevar el grupo a él y nunca lo contrario.

Propiciar actividades con otros niños en casa, en la calle, en la escuela, en parques... El intercambio con iguales favorecerá que aprenda a relacionarse, a defenderse, esperar, repartir, ceder, en fin, a saber desenvolverse en el medio social donde transcurre su vida. Jugar solo en casa reforzará su timidez.

Generalmente, el niño tímido prefiere las actividades pasivas como: leer, ver libros, dibujar, ver la televisión y cosas así... y aunque son importantes hay que ir a lugares abiertos donde potenciemos el movimiento, la creatividad, la iniciativa, la independencia. Debemos obligarnos a llevar a nuestros hijos a estos lugares y no limitarlos. Podemos sentarnos cerca para evitar algún peligro, pero hacer algo sin vigilarlo, que el niño sienta que tiene libertad y que se confía en él. Y olvidarnos de nuestro miedo y evitar esas frases tan negativas como: "¡cuidado!", "no corras", "te caerás", "no juegues con esos niños"... que lo reprimen.

A todo niño es importante darle responsabilidades según sus posibilidades... y en el niño tímido lo es aún más. Cumplirlas, significa para él que se le tiene en cuenta, que es útil, que puede. Debemos elogiar sus éxitos aunque sean mínimos, así ganará confianza en sí mismo poco a poco.

En resumen, si el niño se siente querido, aceptado y respetado; si se le proporcionan actividades sociales donde pueda compartir con otros niños con creatividad e independencia; si la comunicación con él es agradable, fluida y abierta; si el adulto con sus actitudes se convierte en un modelo adecuado a imitar; si se le estimula a vencer los obstáculos; si al exigirle se tienen en cuenta sus características y posibilidades, seguro que no aparecerá la timidez. Siempre es mejor prever, porque es más difícil reeducar que educar.

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