jueves, 11 de septiembre de 2014

pensamiento positivo o idiotez

Hace algunos días alguien, en una de las frases e imágenes que pongo cada día en la página de facebook (aquí), decía que estaba ya cansada de esas frases de filosofía reduccionista en la que "todo es la actitud" y todo mejora simplemente con una actitud positiva.

Ser positivo se ha puesto de moda, y quizás, mal entendido resulta desafortunadamente contraproducente. Hoy hablaré del pensamiento positivo, del que nos ayuda y del que nos mantiene en un engaño.

Para entender por qué es bueno mantener un cierto optimismo hemos de comprender antes cómo están diseñadas nuestras emociones. Cuando lo estamos pasando mal, cuando las emociones negativas nos inundan y son muy intensas o demasiadas, nos suele pasar lo siguiente: 
las emociones nos impiden pensar, no somos capaces de ver las cosas en perspectiva ni analizar el conjunto, no podemos sopesar los pros y los contras y ni siquiera podemos planificar qué hacer. 
La consecuencia de todo ésto es que no podremos ver las cosas con claridad y nuestra respuesta va a ser muy primaria: atacaremos, escaparemos o nos quedaremos paralizados. ¿Y cuál es el problema?, el problema es que el problema va a continuar.

¿Qué necesitamos para no reaccionar de forma primaria?... lo más importante e indispensable es enfriar esas emociones que nos han inundado y poder pensar con calma. Y si lo mejor para enfriar una tazá de café cuando está excesivamente caliente es dejarla y hacer otra cosa, eso mismo deberíamos hacer con nuestras emociones, hacer otra cosa... y que sea algo que nos guste.

Así pues, necesitamos cambiar el tono de nuestras emociones. Pasar del signo negativo al positivo, y ésta es la manera que posibilita que las funciones más complejas del pensamiento se activen nuevamente... Y aquí empieza la confusión.

Confundimos lo de ponernos en la emoción positiva con el pensar en positivo. Por supuesto que pensar en positivo siempre hará que vivamos mejor, y por supuesto que casi todo tiene su lado positivo (aunque haya veces que en principio no podamos verlo). Pero hay veces que no se trata de pensar en positivo, ya que si discuto con mi pareja por algo que considero importante, ésto no se soluciona con que yo, o alguien, me diga que no pasa nada, que piense en positivo y que no sea negativo. Este argumento es infantil, y además, minimizar las cosas de esa manera no las va a cambiar mágicamente.

Se trata, más bien, de cambiar el signo de nuestras emociones para poder ver más allá, porque eso es lo que consiguen las emociones positivas. Positivas, no porque sean buenas sino porque amplían nuestro repertorio de conducta. Así como las negativas lo restringen.

Ponernos en la emoción positiva es lo que nos va a permitir pensar qué aspectos son importantes para encontrar una respuesta adecuada al asunto que enfrentamos. Engañarnos, camuflar, infantilizar, falsear la verdad con un positivismo idiota no cambiará el escenario. El optimismo inteligente nace de una emoción que da amplitud y que no deforma la realidad. Ilusiona, pero con fundamento. Y ese es nuestro verdadero reto, llegar a él desde una posición de madurez.

No te dejes engañas, sé positivo, piensa en positivo y cuando no puedas, muévete hasta encontrar emociones positivas.


AVANZA-EVOLUCIONA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario